Los empleados, la dirección y los proveedores están aunando esfuerzos, y buscan formas para lograr que las empresas operen en un entorno sumamente difícil.
Estos signos positivos también se extienden a la gestión de riesgos, donde estamos siendo testigos de un cambio significativo en la actitud frente a los riesgos para la seguridad y la salud. Muchas pequeñas empresas consultarán, posiblemente por primera vez, con sus empleados mientras completan sus evaluaciones de riesgos y preparan un plan de gestión de riesgos para hacer frente a los riesgos sanitarios del Covid-19. Puede que no se den cuenta, pero están empleando prácticas fundamentales de gestión de riesgos para crear un lugar de trabajo seguro y mantener la confianza de los clientes.
Los empleados, la dirección y los proveedores están aunando esfuerzos, y buscan formas para lograr que las empresas operen en un entorno sumamente difícil.
Estos signos positivos también se extienden a la gestión de riesgos, donde estamos siendo testigos de un cambio significativo en la actitud frente a los riesgos para la seguridad y la salud. Muchas pequeñas empresas consultarán, posiblemente por primera vez, con sus empleados mientras completan sus evaluaciones de riesgos y preparan un plan de gestión de riesgos para hacer frente a los riesgos sanitarios del Covid-19. Puede que no se den cuenta, pero están empleando prácticas fundamentales de gestión de riesgos para crear un lugar de trabajo seguro y mantener la confianza de los clientes.
Las empresas perciben cada vez más el valor de la gestión de riesgos, pero pocas han logrado crear una verdadera cultura del riesgo que integre la gestión del riesgo en la rutina diaria de los empleados. Sin embargo, la pandemia ha creado un entorno en el que las personas son mucho más receptivas a las medidas destinadas a mejorar la seguridad, mientras que la dirección es más consciente de la necesidad de reforzar la resiliencia de su empresa en colaboración con sus empleados.
En particular, estamos viendo niveles de cooperación sin precedentes con respecto al riesgo. El Covid-19 ha hecho que la seguridad de los empleados y clientes sea el centro de atención, obligando a las personas a asumir la responsabilidad del riesgo. Las organizaciones y las personas están dispuestas a adoptar nuevos comportamientos y normas de gestión de riesgos para hacer frente a un enemigo común. Cabe esperar que cualquier tipo de resistencia histórica a la gestión del riesgo y la seguridad se debilite a medida que las personas experimenten directamente los beneficios de las medidas del Covid-19.
La cuestión es cómo aprovechar el aumento de la conciencia y la cooperación en materia de gestión de riesgos y mantener las normas en el futuro. Las organizaciones que aprovechen el aumento de los niveles de compromiso de los empleados y la concienciación sobre los riesgos para crear una cultura del riesgo sólida serán más dinámicas y resistentes cuando se enfrenten al Covid-19 u otros riesgos impredecibles. Ya hemos visto que las empresas con una mayor cultura del riesgo son las más adaptables en el imprevisible mundo del coronavirus.
Las empresas perciben cada vez más el valor de la gestión de riesgos, pero pocas han logrado crear una verdadera cultura del riesgo que integre la gestión del riesgo en la rutina diaria de los empleados. Sin embargo, la pandemia ha creado un entorno en el que las personas son mucho más receptivas a las medidas destinadas a mejorar la seguridad, mientras que la dirección es más consciente de la necesidad de reforzar la resiliencia de su empresa en colaboración con sus empleados.
En particular, estamos viendo niveles de cooperación sin precedentes con respecto al riesgo. El Covid-19 ha hecho que la seguridad de los empleados y clientes sea el centro de atención, obligando a las personas a asumir la responsabilidad del riesgo. Las organizaciones y las personas están dispuestas a adoptar nuevos comportamientos y normas de gestión de riesgos para hacer frente a un enemigo común. Cabe esperar que cualquier tipo de resistencia histórica a la gestión del riesgo y la seguridad se debilite a medida que las personas experimenten directamente los beneficios de las medidas del Covid-19.
La cuestión es cómo aprovechar el aumento de la conciencia y la cooperación en materia de gestión de riesgos y mantener las normas en el futuro. Las organizaciones que aprovechen el aumento de los niveles de compromiso de los empleados y la concienciación sobre los riesgos para crear una cultura del riesgo sólida serán más dinámicas y resistentes cuando se enfrenten al Covid-19 u otros riesgos impredecibles. Ya hemos visto que las empresas con una mayor cultura del riesgo son las más adaptables en el imprevisible mundo del coronavirus.
El conjunto de herramientas (Toolkit) aborda las medidas clave para gestionar los riesgos del coronavirus y cumplir con las normas y las mejores prácticas, incluidas la higiene, la contaminación de la superficie, el equipo de protección personal y el distanciamiento social, así como la seguridad y el bienestar de los empleados. Sin embargo, el conjunto de herramientas va más allá del Covid-19 y también puede servir como un proceso integral para aplicar un marco de gestión de riesgos que ayude a crear una cultura del riesgo sostenida y a fomentar la resiliencia de las empresas.
Las organizaciones que desarrollen una cultura del riesgo sólida encontrarán más fácil cumplir con las normas y prácticas y estarán mejor preparadas para futuros eventos inesperados, incluyendo un posible rebrote del Covid-19.
El conjunto de herramientas (Toolkit) aborda las medidas clave para gestionar los riesgos del coronavirus y cumplir con las normas y las mejores prácticas, incluidas la higiene, la contaminación de la superficie, el equipo de protección personal y el distanciamiento social, así como la seguridad y el bienestar de los empleados. Sin embargo, el conjunto de herramientas va más allá del Covid-19 y también puede servir como un proceso integral para aplicar un marco de gestión de riesgos que ayude a crear una cultura del riesgo sostenida y a fomentar la resiliencia de las empresas.
Las organizaciones que desarrollen una cultura del riesgo sólida encontrarán más fácil cumplir con las normas y prácticas y estarán mejor preparadas para futuros eventos inesperados, incluyendo un posible rebrote del Covid-19.
Desde el pequeño comercio local hasta las fábricas, las empresas y sus empleados cumplen nuevas normas y adoptan nuevas prácticas para controlar la propagación del virus.
Sin embargo, existe el temor de que los hábitos anteriores vuelvan y las normas desaparezcan a medida que las personas se vuelvan más confiadas o se cansen. El cumplimiento de las normas y prácticas será esencial para mantener la resiliencia durante la pandemia y, por consiguiente, un entorno seguro. Las organizaciones deberán vigilar el cumplimiento de las normas y prácticas, identificar los posibles problemas y poder actuar en consecuencia.
Esta es un área en la que la tecnología puede ayudar. Aunque no es la panacea, hay herramientas disponibles para supervisar las normas del Covid-19, así como para ayudar a integrar la cultura del riesgo y la resiliencia. QBE ofrece una serie de soluciones específicas de terceros a través de su Panel de Soluciones de Riesgos, ayudando a los clientes a desarrollar resiliencia y fomentar prácticas positivas para abordar problemas concretos como el Covid-19. Por ejemplo, el socio tecnológico de QBE SafetyCulture ofrece herramientas de auditoría que permiten a las organizaciones supervisar y evaluar las normas a través de su aplicación iAuditor, que ayuda a las empresas a volver a la actividad con seguridad y a cumplir las normas durante el brote.
Desde el pequeño comercio local hasta las fábricas, las empresas y sus empleados cumplen nuevas normas y adoptan nuevas prácticas para controlar la propagación del virus.
Sin embargo, existe el temor de que los hábitos anteriores vuelvan y las normas desaparezcan a medida que las personas se vuelvan más confiadas o se cansen. El cumplimiento de las normas y prácticas será esencial para mantener la resiliencia durante la pandemia y, por consiguiente, un entorno seguro. Las organizaciones deberán vigilar el cumplimiento de las normas y prácticas, identificar los posibles problemas y poder actuar en consecuencia.
Esta es un área en la que la tecnología puede ayudar. Aunque no es la panacea, hay herramientas disponibles para supervisar las normas del Covid-19, así como para ayudar a integrar la cultura del riesgo y la resiliencia. QBE ofrece una serie de soluciones específicas de terceros a través de su Panel de Soluciones de Riesgos, ayudando a los clientes a desarrollar resiliencia y fomentar prácticas positivas para abordar problemas concretos como el Covid-19. Por ejemplo, el socio tecnológico de QBE SafetyCulture ofrece herramientas de auditoría que permiten a las organizaciones supervisar y evaluar las normas a través de su aplicación iAuditor, que ayuda a las empresas a volver a la actividad con seguridad y a cumplir las normas durante el brote.
Pese a todos los desafíos que plantea, el coronavirus puede haber creado una oportunidad única para crear resiliencia, a nivel individual, organizativo y sectorial. Si las empresas pudieran aprovechar este cambio de mentalidad, supondría una enorme ventaja para el futuro.
La mayor concienciación sobre los riesgos y la colaboración que ha generado la pandemia suponen una oportunidad que no debe desaprovecharse. El secreto está en aprovecharlo, incorporarlo y crear una resiliencia empresarial capaz de soportar la próxima oleada de coronavirus, si se produce, y mucho más. Para muchas empresas, el Covid-19 no será necesariamente su mayor riesgo. Una cultura del riesgo sólida desarrollará resiliencia a largo plazo y les permitirá afrontar un nuevo e impredecible riesgo en el futuro.
Pese a todos los desafíos que plantea, el coronavirus puede haber creado una oportunidad única para crear resiliencia, a nivel individual, organizativo y sectorial. Si las empresas pudieran aprovechar este cambio de mentalidad, supondría una enorme ventaja para el futuro.
La mayor concienciación sobre los riesgos y la colaboración que ha generado la pandemia suponen una oportunidad que no debe desaprovecharse. El secreto está en aprovecharlo, incorporarlo y crear una resiliencia empresarial capaz de soportar la próxima oleada de coronavirus, si se produce, y mucho más. Para muchas empresas, el Covid-19 no será necesariamente su mayor riesgo. Una cultura del riesgo sólida desarrollará resiliencia a largo plazo y les permitirá afrontar un nuevo e impredecible riesgo en el futuro.
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